Los husihuilkes vivieron en Los Confines, en el sur más remoto de un continente al que sus habitantes llamaron Tierras Fértiles. El país de los guerreros fue un bosque entre las montañas Maduinas y el Lalafke. Un bosque atravesado por ríos caudalosos que subía cipreses hasta la cima de las montañas, y llegaba hasta la playa con laureles y naranjos. El país husihuilke fue un bosque en el sur de la Tierra.
En Los Confines, Dulkancellin y su familia se acercaban al Valle de los Antepasados la mañana del día que recomenzaban las lluvias.
El lugar exacto donde los husihuilkes iban a reunirse era un espacio circular, totalmente cubierto de una hierba rastrera, y contorneado por un crecimiento de grandes hongos blancos. Árboles y malezas se agolpaban alrededor, como para ver la fiesta de los hombres sin trasponer el límite.
Cada año, justo antes de que empezaran las lluvias, los husihuilkes se reunían en el Valle de los Antepasados para despedirse de los vivos y de los muertos. Era fiesta de comer, bailar y cantar.Pero sobre todo, de intercambiar aquello que tenían en exceso por aquello que les faltaba para resistir la mala temporada. Día de compensar abundancias con escaseces, de modo que todos tuvieran lo imprescindible.
Fragmento de "Los días del Venado".
Leído por Silvia Chiavetta en el homenaje a los 20 años del lanzamiento del primer libro de La Saga de los Confines.
Fuente:
https://homenaje-lilianabodoc.blogspot.com/
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